Cuando un amigo se va.

                 


       Obituario.                                      


Sidelmehdi Mohamed Lamin Sidahmed para los amigos de la infancia El GUAJIRO, estudio Electrónica en Boyeros (la Habana ) se formó en las academias militares cubanas y después lucho en la guerra de liberación Saharaui contra la criminal ocupación marroquí. Con el fin de la guerra asumió la dirección del censo Nacional Saharauis, cargo que desempeño hasta hace un año cuando por razones de salud lo cedió.             l

Los que  compartimos  estudios con el sabemos que es  poseedor de una inteligencia innata y descomunal para las matemáticas. Era militante de base, y convencido nacionalista por sentimientos, su arraigada identidad Saharaui era tan acentuada que contagiaba a cualquiera.  Escribir un obituario nunca es fácil y menos si te unen vínculos personales, emocionales y de amistad con el difunto, los que hayan pasado por este trance saben de que hablo y la crudeza de las circunstancias, porque Sidelmehdi era para mí y para muchos amigos en especial el grupo de la peña de los Catalineros algo más que un amigo. Su empeño, entusiasmo,  amistad y ganas nos han juntado para departir nuestras vivencias  en centenares de ocasiones..Sacaba tiempo, medios y lo que hiciera falta por juntar a sus amigos,  lo hacía con gusto  y lo disfrutaba.                       Tenía la virtud de ser amigo de todos sin excepción, no conozco a nadie que diga una referencia negativa sobre el, algo complicadisimo en las relaciones humanas y en especial si se ostentan responsabilidades de gestión y atención al público.                                            

Era generoso hasta la saciedad,, estaba en una de las responsabilidades más difíciles y complicadas de desempeñar en los Campos de Refugiados y la hacía de forma impoluta sin ninguna mancha, en casi 30 años de trayectoria.                

 Todos saben la dificultad para mantener la honestidad, la integridad, la rectitud y la honradez en tales circunstancias, sin embargo el GUAJIRO, lo supo hacer y de que manera, no vaciló en ningún momento durante los casi 30 años que estuvo en el cargo manteniendo de forma inverosímil  una conducta intachable que todo/as le reconocen, nadie puede atreverse a señalarlo por ningún tipo de conducta ajena al comportamiento estrictamente profesional. Trataba a todo/as por igual, decía que su filosofía de vida no le permitía establecer diferencias de trato al público porque dejaría de ser el y dejaría de ser justo consigo mismo y el día que cometa ese error lo primero que haría sería abandonar su responsabilidad.                  

Junto con todo los Catalineros me considero uno de sus mejores amigos. Recuerdo  en una ocasión que necesitaba realizar un trámite documental urgente y me hizo pasar sin compasión por todos los pasos habituales y reglamentarios, lo curioso es que a pesar de las molestias no me disgusto su comportamiento. También recuerdo que me contó una anécdota con un ministro muy conocido que vino a las oficinas del censo, fuera de hora para hacerse su pasaporte sin pasar por los perceptivos trámites habituales y le dijo que no podía ser, que era un ciudadano más y que tenía que cumplir el orden y las normas, al individuo en cuestión no le gusto y monto el Show,  pero el GUAJIRO se mantuvo firme.

 Yo siempre le he dicho que para mí es imposible hacer su trabajo, por la complejidad de las circunstancias en las que vive el pueblo Saharaui y por la dificultad de compaginar ciertas normas y reglas con la situación en la que vive la gente en campamentos de Refugiados,  con todos estos ingredientes el GUAJIRO se mostró siempre impecable e inmutable y lo curioso es que ocurre algo extraordinario y fuera de lo normal;  hay un acuerdo unánime  y concluyente entre los Saharauis  sobre su decencia y honorabilidad en el trabajo y el trato con las personas.              

    Era fino y exquisito en el fondo y en las formas, sus modales elegantes y sublimes completaban una impecable personalidad sin fisuras.   

Deja un departamentos inmaculado, pulcro e impecablemente limpio de corrupción, una de sus grandes obsesiones. Como director de la oficina, renunció a cobrar directamente las tasas habituales que se cobran por la expedición de los documentos de identidad  por el mero hecho de que el personal no tenga  contacto directo con el dinero.                                      

 Busco soluciones y alternativas imaginarias para evitar la implicación de su departamento en asuntos de corrupción. Desgraciadamente su trayectoria y su labor no han sido lo suficientemente reconocidas en vida, esperamos que le sean otorgados los honores merecidos por su trabajo, seriedad y sobre todo honradez, ahora que ya no está entre nosotros.                

      Nos ha dejado un gran amigo, un gran nacionalista y sobre todo una  gran   persona.

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