SÁNCHEZ PIERDE LOS PAPELES Y DEJA LOS INTERESES ESPAÑOLES EN EL AIRE. Por Mah Iahdih Nan
Aunque parezca mentira, los conocedores de los entresijos de la relación España-Marruecos, sabían perfectamente que la deshonrosa e indigna carta que acaba de dirigir Pedro Sánchez al régimen feudal marroquí, era cuestión de tiempo. Cualquier seguidor de las declaraciones de los últimos meses del ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares que en sus sobreactuadas y excesivas entrevistas, ha intentado a través de rodeos, ambages y evasivas responder de forma positiva a las exigencias y presiones de la monarquía feudal marroquí, intentando camuflar lo que acaba de perpetrar el incoherente e inconexo Pedro Sanches. El Gobierno Español en sus relaciones con la monarquía feudal marroquí, ha demostrado no tener pulso y ser un principiante e inexperto en las relaciones con estados que no cumplen con los estándares básicos de las relaciones internacionales.
Esa bisoñez es precisamente la culpable de que el Gobierno de España acabe cediendo ante una extorsión de manual. Las piruetas de Albares, durante ocho meses no le han servido para nada, no le han hecho ni cosquillas al Majzen marroquí, experto en tramas envueltas en tira y afloja y en medir los tiempos de sus presiones, algo del que carece el gobierno español. Sánchez, qué en otras ocasiones, en especial en la política doméstica, ha demostrado tomarle el pulso a determinadas situaciones. En esta ocasión, después de más de un año de pulso con el Majzen, terminó sometiéndose a un régimen que solo entiende el lenguaje del chantaje del todo o nada. Las directrices norteamericanas y francesas y la labor errática y desacertada de Albares hicieron el resto.
La gravedad de la misiva de Sánchez, no reside en la abdicación ante el régimen feudal marroquí, ya que eso era un hecho más que previsible, en unas relaciones de 50 años basadas en el chantaje, la coacción y las extorsiones. Donde reside la incongruencia de la carta de Sánchez, es en violentar la legalidad y el derecho internacional, que él mismo acaba de invocar en el caso ucraniano. Usted como dirigente serio y coherente, no puede pedir algo para unos y negárselo a otros, no puedes al norte apoyar al agredido y al sur apoyar al agresor.
A toda esta inecoherencia hay que añadirle de que en muy escasas ocasiones a lo largo de la democracia española, un asunto ha generado tanta unanimidad en contra de una decisión de un gobierno Español, todos los partidos con representación parlamentaria a excepción del PSOE han rechazado la sumisión de Sánchez al Rey de Marruecos.
La autonomía que presenta Marruecos como la panacea y a la que Sánchez acaba de bendecir, y que incluso el Consejo de seguridad de la ONU, lleva algo más de 10 años tomando nota de su seriedad y credibilidad no se ajusta ni a la legalidad internacional ni al derecho internacional. Ambos definen el derecho de autodeterminación o la Libre Determinación de los pueblos: como el derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de Gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural, y estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de equidad. Llegados a este punto nos vemos en la obligación de interpelar al Doctor Sánchez, ¿qué parte de esta definición no ha entendido? y más aún; ¿Dónde se puede encajar una autonomía propuesta por la potencia ocupante en esta definición? Y ¿Dónde colocamos la decisión libre y soberana sin injerencias del pueblo Saharaui?. Para acabar de despejar todas las dudas de Sánchez; la Corte Internacional de Justicia, en su opinión consultiva sobre el Sahara Occidental, afirmó que la autodeterminación es un derecho Colectivo cuya titularidad corresponde a los pueblos.
Ya sé que muchos dirán esto es politiqueo, leyes, derechos y justicia que no sirven para nada, solo son válidos cuando interesan a los más poderosos y posiblemente tengan razón, pero son ellos los que imponen la obligación del cumplimiento de estas leyes y estos derechos y nosotros no tenemos armas químicas y biológicas. Sólo nos queda recordarles la necesidad de su cumplimento y hacerles tragar sus propias leyes.
Para enredar más el asunto el ministro Albares ha insinuado en unas declaraciones trastabilladas a la prensa, que detrás de esta cesión hay una especie de acuerdo mediante el cual Marruecos renunciaría a sus reivindicaciones expansionistas sobre las Islas Canarias, Ceuta, Melilla y Andalucía, además de controlar la inmigración irregular. Aunque fuese real este pacto, nadie en su sano juicio, salvo Albares se puede creer los compromisos de una monarquía que lleva en su ADN el chantaje y la extorsión como sus armas más utilizadas y efectivas en las relaciones internacionales. Además con estas declaraciones, el ministro asume que Marruecos tiene alguna base legal o jurídica para reivindicar o renunciar a estos territorios españoles. Igualmente asume que el tema de la inmigración la controla o la descontrola cuando le da la gana.
De todos modos, la visión cortoplacista y cobarde del Sánchez, cediendo al Chantaje de la monarquía feudal marroquí, abre la veda para que Argelia como país estratégicamente básico para España, esté legitimada a defender el derecho internacional y el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación, a través de la presión con el suministro energético, cuando eso suceda, ya se encargará Albares de aclararnos donde están los intereses de Canarias, Ceuta, Melilla, Andalucía y de toda España.
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