ES POSIBLE UNA ALIANZA ESTRATÉGICA ENTRE ARGELIA Y MAURITANIA? Por Mah Iahdih Nan



 


 


 



Recientemente el presidente de Mauritania Mohamed Chej Gazuani realizó una visita oficial a Argelia, donde fue recibido por el presidente de Argelia Abdelmajid Taboune. La visita fue calificada por ambos mandatarios como fructífera y que permitirá profundizar y consolidar las relaciones entre ambos países. 

Según adelantaron los dos presidentes el encuentro sirvió para firmar varios convenios de colaboración  en diferentes ámbitos entre los dos países. 

En las relaciones internacionales y más entre países vecinos con similitudes culturales todo tipo de alianzas y rivalidades es posible. En el caso que nos ocupa una alianza sólida y duradera es posible, pero está sujeta a cambios de posiciones políticas clásicas heredadas de épocas y alianzas pretéritas  y del abandono de las prácticas políticas  de doble rasero, como las que han caracterizado al Estado Mauritano en los últimos 30 años.

Tanto la visita como la firma de los importantes acuerdos de colaboración pueden constituir un antes y un después en las relaciones entre Argelia y Mauritania y que está vez sea la definitiva. Posiblemente, sea está la gran oportunidad de los dirigentes mauritanos de enderezar su rumbo en beneficio de los intereses reales del pueblo mauritano. La historia les ha demostrado que los últimos 50 años han elegido la opción equivocada que ha mantenido a Mauritania en el subdesarrollo y la pobreza.

Todo parece indicar que está vez las cosas tienen otro color y parecen tener un carácter de mayor credibilidad y posibilidad de salir adelante, forjando una alianza estratégica profunda, sólida y duradera en el tiempo, muy lejos de los tiempos de timar a los presuntos aliados y actuar en dirección contraria.

 Quien sigue las relaciones entre ambos países sabe perfectamente que Argelia prácticamente desde su independencia ha prestado infinidad de ayudas económicas al Estado mauritano y que en contrapartida, Mauritania siempre ha girado la cara a Argelia y ha apostado por otros actores de la región, que su único objetivo es mantener a Mauritania en el subdesarrollo y en la dependencia total.

Los dirigentes de Mauritania desde Mojtar Uld Dadah hasta hoy se han dedicado a hacer un doble juego político caracterizado por la picaresca, recurriendo a Argelia en momentos delicados y de necesidad para obtener ayudas financieras  y optando por directrices políticas provenientes de quienes realmente han dirigido los ejes de la política de Mauritania.

En realidad los líderes Mauritanos y por consiguiente el Estado Mauritano, nunca han tenido un poder de decisión totalmente independiente, siempre ha dependido de las directrices de un poderoso Lobby Franco-marroquí que es quien ha decidido,  en la práctica, desde la independencia de Mauritania,  las líneas maestras de las grandes decisiones políticas del Estado mauritano.

El ejemplo más clarificador de la política oportunista y condicionada llevada a cabo por las autoridades mauritana durante más de 30 años, es precisamente uno de los proyectos que se acaban de aprobar, consistente en la licitación de la construcción de la carretera de la ruta Tindouf-Zouerat. Una ruta vital para el desarrollo de la zona norte de Mauritania y sur de Argelia, así como toda el área geográfica del Sahel.  La construcción de esta carretera ha sido acordada en  reiteradas ocasiones en los últimos 20 años por las autoridades argelinas y Mauritanas. Sin embargo, Mauritania por razones de sobra conocidas, no ha construido ni un solo kilómetro de esta vía durante todos estos años. El principal motivo es el sabotaje impuesto por el poderoso Lobby Franco-marroquí que no le interesa está vía de comunicación porque perjudica el paso ilegal del Guerguerat como única vía de comunicación entre el norte de África y el África Occidental.

El mismo Lobby es el que ha frenado una clara y transparente posición de Mauritania con respecto al conflicto de descolonización del Sahara Occidental. Su veto ha convertido a Mauritania en un país neutral, ante una injusticia clara, como lo es la ocupación por la fuerza de un país vecino. Quien adopta una postura neutral ante una injusticia de manual, se pone del lado del agresor frente a la víctima.  

Mauritania debe elegir entre dos modelos; la cooperación sana y honesta de Argelia caracterizada por las ayudas sostenibles que garantizan proyectos de largo plazo sin chantajes de por medio, que redunden en beneficio  del pueblo mauritano y el comercio justo y equilibrado basado en un intercambio igualitario y preferente para la economía Mauritana. O las prácticas habituales del Majzen Marroquí caracterizadas por  el comercio hortofrutícola  de baja calidad sobrante de las exportaciones a Europa, negocios ilícitos como la droga y los proyectos individuales de la compra de voluntades de autoridades que sólo conducen al enriquecimiento individual que ahonda en las diferencias sociales y el empobrecimiento de la población mauritana.

Aparentemente, muchas de estas cuestiones que han frustrado una alianza estratégica entre Argelia y Mauritania están superadas, lo que permitirá la consolidación de unas relaciones serias y honestas que contribuirán al desarrollo de ambos países y a la mejora de las condiciones de vida de gran parte de sus poblaciones especialmente los habitantes del norte de Mauritania.  


 

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