EL GRAN DILEMA DE DE MISTURA Y SUS VALEDORES por Mah Iahdih nan



 



Según ha trascendido estos días el Representante especial de las Naciones Unidas para el Sahara Occidental, Staffan de Mistura, iniciará una visita a la zona a partir del día 13 de enero. Ante el impacto de esta visita y sobre todo en previsión de la nueva dinámica que pretende imprimir  de Mistura y su gran valedor, los Estados Unidos de América. Los analistas, politólogos, periodistas  y políticos se rasgan las vestiduras por despejar las incógnitas de sus planes. De momento abundan las conjeturas casi siempre tendenciosas y basadas en un pragmatismo que se quiere imponer a la legalidad internacional.

Hay una certeza clara e inapelable; de Mistura  se enfrenta a un conflicto larguísimo, crónico y de difícil solución. Tanto De Mistura como las Naciones Unidas y las grandes potencias se enfrentan en el Sahara Occidental a un gran dilema; aplicar la solución más sencilla para ellos, la del pragmatismo y los hechos consumados que es optar por la entrega del Sahara a Marruecos, o cumplir la estricta legalidad y el derecho internacional propiciando una descolonización del territorio acorde a los principios y normas internacionales.

Algunas potencias han elegido la primera solución anteponiendo su ilegal pragmatismo,  al cumplimiento de la estricta legalidad internacional. Pero tendrán que retornar una vez más a las certezas; cualquier solución que no sea la expresión democrática y popular del pueblo Saharaui, jamás será una solución seria, viable, justa, duradera, creíble, definitiva y mutuamente aceptable.

Ahora bien, tanto de Mistura, como Guterres, así como los Norteamericanos deben saber a ciencia cierta, que la elección entre las dos opciones, el pragmatismo y los hechos consumados o la legalidad internacional, conducirá inexorablemente el futuro del territorio del Sahara Occidental y en cierto modo a toda la región del Magreb hacia dos direcciones diametralmente opuestas. La solución del pragmatismo traerá incertidumbre, inestabilidad, inseguridad, conflictos y pobreza. La solución de la legalidad internacional  traerá todo lo contrario seguridad, prosperidad, desarrollo, bienestar, entendimiento y estabilidad.

La solución democrática basada en la voluntad de los pobladores del Territorio,  es el único mecanismo capaz de convencer tanto a los partidarios de una opción como de la contraria y zanjará el conflicto para siempre, sobre la base del deseo de la mayoría. La solución pragmática, que pregonan desde el año 2007 la fuerza ocupante y sus dos valedores Francia y EUA, es una solución impuesta que obedece a un pragmatismo que no responde a los deseos del pueblo Saharaui y que sólo responde a los intereses de la potencia ocupante y sus valedores, lo que implica que la mayoría de los Saharauis no aceptamos la Autonomía como solución y sólo aceptaremos una solución decidida por el voto de la mayoría.

Algunos pensarán que este es un análisis simple y básico que no aporta nada nuevo, en efecto, puede que tengan algo de razón. Sin embargo, las grandes aportaciones siempre residen en las cuestiones más básicas  y sencillas. Casi siempre la solución de cualquier complicación, conflicto o problema se consigue con la vuelta al origen y esencia del mismo. 

Quizás para iluminar a De Mistura y a sus valedores, sería conveniente recomendarles  un retorno a los orígenes y naturaleza de este largo conflicto, porque es allí donde reside la solución definitiva y adecuada que puede dar carpetazo final a este tedioso conflicto. Todas las demás soluciones que se han barajado por organismos o personalidades internacionales a lo largo de 47 años y no son pocas, han ido al traste. Sólo una de ellas ha atraído  la unanimidad de las dos partes y del conjunto de la comunidad internacional (ONU/UA) que la apadrinó, la supervisó y la puso en práctica. Precisamente esa es la solución democrática (la celebración de un Referéndum)  que respeta la voluntad de todos los Saharauis de todas las facciones, corrientes, ideologías, bandos, grupos, partidos, etnias y regiones.  

Por otro lado tanto Marruecos como De Mistura y los propios Estadounidenses y franceses, deben llegar a la elemental conclusión de que lo que no se ha resuelto por la política de los hechos consumados durante medio siglo, difícilmente pueda tener una  resolución definitiva y mutuamente aceptada sin el concurso de TODO/AS lo/as interesado/as (SAHARAUIS).

Nadie entiende la insistencia de Marruecos y sus valedores (Francia y EUA) en rechazar la única solución que puede traer la paz al norte de África, que es la solución democrática. No obstante, deben partir del principio primario de que cualquier otra solución será un apaño temporal que mantendrá vivo el conflicto en todas sus dimensiones.

La otra opción sería una solución temporal y transitoria que garantice la personalidad y representatividad jurídica e internacional del pueblo Saharaui y que debe tener las garantías y el aval de la comunidad internacional. Sería una solución provisional que traiga momentáneamente la paz y la concordia a la zona, con miras a una futura solución definitiva, basada en la voluntad del pueblo Saharaui.               


     

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