Cuando las Fake News son la seña de identidad. Por Mah Iahdih Nan
No es fácil ni sencillo hacer un análisis profundo de la cobertura informativa que realiza la prensa española sobre el conflicto Saharaui, sin embargo, para cualquier profano es simple deducir que la información que se difunde en la mayoría de los medios esta motivada por el desconocimiento, la manipulación, la conveniencia, la gratificación, el sensacionalismo y a las consignas.
Normalmente las FAKE NEWS sobre el sahara tienen su origen en los despachos del Majzen y para su difusión utilizan determinados medios o corresponsales que lanzan la piedra y esconden la mano y en seguida se lanza la jauría sobre la víctima sin precisar, ni aclarar, ni contrastar ningún detalle. Todos se dedican a publicar el bulo original y en algunos casos decorado y amplificado
El contenido suele ser zafio, vulgar y mezquino, sin tener ningún tipo de respeto ni consideración ni por la situación ni por las circunstancias que rodean el hecho. Casi siempre es un acontecimiento real, que abre la veda para que se publique una amalgama de difamaciones e injurias premeditadas, donde se dedican a cotorrear y repetir las falsedades, sin importarles la veracidad de la noticia y mucho menos un mínimo respeto a su código deontológico.
Estos días, con la llegada del Presidente Saharaui Brahim Gali a España, hemos vivido el clímax de este tipo de situaciones, donde la mezcla de la grosería y la necedad alcanzaron su punto más álgido. La gravedad de la situación, que por momentos adquirió tintes sarcásticos, especialmente por la implicación descarada de la agencia oficial EFE, que estuvo dos días desvirtuando y manoseando una noticia falsa a sabiendas y que nadie entiende como una agencia oficial, prestigiosa y de dilatada trayectoria se presta a un uso torticero y adulterado de una FAKE News. Quizás la influencia marroquí, provoca que la agencia EFE tenga que hacer su aportación a la consecución de los objetivos propuestos por el Majzen, que en este caso, es conseguir movilizar a la justicia española, que no se descarta que lo acaben consiguiendo, en un intento desesperado por deslegitimar al pueblo Saharaui y su lucha. Para Marruecos el fin justifica los medios; cuando más ruido y más escándalo se producen, más confusión, menos información veraz y objetiva, que es justo el escenario en el que Marruecos se desenvuelve con soltura, provocando que se acabe hablando de los temas intrascendente y secundario y ocultando los esencial y lo primordial.
Es inconcebible que la prensa de un país, como España, que ha tenido y tiene estrechos vínculos con el territorio del Sahara Occidental. Recuerden que España estuvo un siglo en el Sahara y que ese territorio dejó de ser Español hace tan sólo 40 años. Está prensa que deja constancia de su total ignorancia y desconocimiento de lo que acontece en este territorio. A lo que hay que sumar; el trato, el lenguaje, las falsedades y la desconsideración hacia la lucha y el sacrificio derrochados por el pueblo Saharauis a lo largo de más de 45 años.
Una prensa que pretende ser creíble, franca, seria y representar a un país moderno y democrático no puede dedicarse al copia y pega de bulos y difamaciones fabricados de forma interesada con la pretensión de coaccionar y sacar ventajas.
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