LA POLITICA EXTERIOR ESPAÑOLA UN JUGUETE EN MANOS DEL MAJZEN MARROQUI Por Mah Iahdih Nan



 



Marruecos no para de utilizar la estrategia del  despiste en sus relaciones políticas con algunos estados europeos. Lleva algo más de un año inmerso en un juego de tirantez,  cuya finalidad es camuflar sus posiciones con la intención de variar las posturas legales de algunos países de Europa. El juego consiste en demandar gestos favorables de algún país para  presionar a otro con esas presuntas posturas a su favor, con el fin de liarlos a todos y presentar un panorama totalmente favorable a sus ilegales tesis en el asunto del Sahara Occidental. Para vender justo lo que le interesa en cada momento y circunstancia, es decir,la política del niño mimado; hoy interrumpe las relaciones y al día siguiente quiere mantener una relaciones privilegiadas. De momento sus trucos no han hecho efecto del todo en sus víctimas, pero este jueguecito infantil donde predominan las tácticas de falsificación y montaje teatral típicos del Majzen, no ha terminado, cada día extrae nuevas modalidades de engaño.

Sin embargo, en el plano específico España se lleva la Palma, son más de 30 años sufriendo un torticero y cruel juego basado en chantajes y coacciones de todo tipo, que han marcado y condicionado  el devenir de la política exterior española, dejándola como un juguete en manos del Majzen.

Para entender la influencia que ejerce el Majzen sobre la política española tan sólo hay que ver la intervención del Ministro de Exteriores español, está semana en el Senado, ante las preguntas de los senadores sobre la situación en el Sahara Occidental, Albares; nervioso, asustado,  incoherente, falto de confianza y de argumentos, rebuscando palabras y expresiones como si estuviese pisando huevos todo el rato, rehuyendo de los temas relacionados con Marruecos en especial  sus flagrantes violaciones de los DDHH en el Sahara Occidental, todo para no citar ni de lejos el comportamiento indecente de la dictadura feudal marroquí.

Las palabras, las gesticulaciones, el lenguaje corporal  y el tono del Sr. Albares delatan su pánico y su miedo escénico  cuando escucha las palabras Marruecos o Sahara Occidental. Cualquier psicoanalista puede deducir que el Sr Albares tiene marcados unos límites o auto censores  a la hora de expresarse sobre estas cuestiones, lo que le deja en una franca debilidad a la hora de ejercer su cargo como ministro. Es posible que ya asumiera sus funciones con las responsabilidades limitadas y es posible que el mismo se auto impusiera esas limitaciones sabiendo las escasas alternativas de maniobra que le ofrecen sus relaciones con un régimen tan complicado como el marroquí, que un día te abraza como si fueras su hermano y al día siguiente te presenta como el enemigo número uno.

Lo realmente cierto y confirmado es la debilidad de España ante un estado feudal y autocrático como Marruecos, sin prácticamente mecanismos de autodefensa. En el mundo sólo hay una frontera donde el fuerte tiene que ceder ante el débil y esa es la frontera hispano-marroquí. 

Aunque sobran los ejemplos del tejemaneje que se trae el Majzen con sus vecinos europeos hay varios que quedaron en evidencia y al descubierto. El  verano pasado cuando el Majzen Marroquí se metió hasta la coronilla en conflictos con todos los vecinos; ruptura de relaciones con Argelia, graves divergencias con Mauritania que llevaron al cierre temporal del paso ilegal del Guerguerat y la suspensión de la visita del ministro de exteriores mauritano, choque con Francia por el asunto del espionaje al presidente MACRON y varios ministros, además de la reducción de las visas a los inmigrantes marroquíes y  la intensificación del conflicto con Alemania. Todo este aislamiento obligó al Majzen a sacar un as de la manga cuando su Rey dijo aquello de que quería iniciar una nueva era de relaciones sólidas y estables con España. Aunque las declaraciones fueron acogidas en España con una algarabía monumental, el tiempo demostró que sólo era una jugarreta más del Majzen que quedó en nada.

Más recientemente, al no conseguir su gran objetivo el reconocimiento a su soberanía sobre el Sahara Occidental, su frustración le llevó a darle otra vuelta de tuerca al asunto, acusando gravemente a España de no hacer controles correctos del COVID a los pasajeros con destino a Marruecos y por tanto atentar contra la salud del pueblo Marroquí. Y justo un día después por arte de magia, sin ton ni son,  anuncia que restablece las relaciones diplomáticas con Alemania, escudándose en un presunto y falso cambio de posición de Alemania. Basándose en una vaga e imprecisa referencia a  la solución de la autonomía, en un documento sin trascendencia atribuido al ministerio de exteriores Alemán. Las autoridades alemanas por boca de su viceministro de exteriores desmintieron tajantemente cualquier cambio de posición respecto al conflicto del Sahara Occidental y se reafirmaron en su respeto a las resoluciones de las Naciones Unidas y al Derecho internacional. 

Son sólo dos ejemplos de los enredos que el Majzen utiliza para presionar a estos países para consumar su política de hechos consumados, aunque en el caso español, la acción del Majzen va más allá de estas intrigas. Las agresiones a España se han multiplicado en los últimos meses. Ha quedado atrás la invasión a Ceuta, ahora se trata de acometidas mucho más medidas y menos agresivas, pero igual de insultantes como; Las concesiones de prospecciones en aguas pertenecientes a la jurisdicción  española, la instalación de piscifactorías en aguas de España, la suspensión del transporte de viajeros marítimo, el bloqueo del comercio con Ceuta y Melilla, las avalanchas de jóvenes y niños marroquíes sobre las vallas de Ceuta y Melilla, la intensificación de las pateras a las canarias y la instalación de bases militares en la frontera española. 

Mientras todo esto sucede, tal parece que la gran misión del Sr. Albares desde que llegó al Ministerio, es hacerse una foto con el infame súbdito de Mohamed VI, su ministro de exteriores, Bourita quien lo ha dejado plantado en Washington, en Paris, en Barcelona y en unas cuantas capitales más.

La política exterior española está varada, sin margen de maniobra, ante el control absoluto que ejerce sobre ella el Majzen Marroquí. Lo peor para España es que este dominio se ha convertido en una situación crónica, que el cuerpo diplomático y quienes determinan los ejes de la política exterior española lo han normalizado y naturalizado. Desde la época del quizás peor presidente de la democracia española, Zapatero todas las decisiones, comunicaciones y posiciones de España se consultan con el incómodo vecino del sur, dejando a España sin autonomía de decisión en infinidad de asuntos internacionales.   

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