LA EXQUISITA Y RESPETUOSA DIPLOMACIA ARGELINA Por Mah Iahdih Nan


 


 



Hablar de Argelia los años setenta, ochenta y principios de los noventa es hablar de una gran potencia, con una trayectoria y un prestigio labrados en el marco de la creación y consolidación  del Movimiento de los países No Alineados, organización que pretendía poner un punto de cordura en la irracional y disparatada guerra fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.


El papel desempeñado por Argelia junto con  México, Yugoslavia, Cuba y la India para crear un organismo internacional lejos de los extremos Americano y Soviético, se convirtió en una realidad que aglutinó a la mayoría de los países del mundo, donde el liderazgo de Argelia fue determinante y decisivo, a pesar de las  injerencias de los dos bloques dominantes que boicoteaban de forma sistemática el afianzamiento y consolidación de está Organización.


 


Durante las décadas de los setenta y los ochenta, Argelia era una pieza esencial por su peso, su moderación y sobre todo, por su buen proceder en los quehaceres diplomáticos. Su impronta y su sello quedaron registrados para la historia,  mediante su intervención y mediación en infinidad de conflictos internacionales de aquella época, con excelentes resultados. Argelia fue decisiva en conflictos como: los rehenes de la embajada de Theran, el conflicto Palestino, el conflicto en el País Vasco, el apartheid en Sudáfrica, la independencia de Namibia y un larguísimo etc


 


Sin embargo, a mediados de los noventa Argelia se sumió en una guerra civil, larvada en ambientes del extremismo religioso, convenientemente alimentados por potencias exteriores interesadas en el debilitamiento de una potencia emergente, que había adquirido un rol esencial en la comunidad internacional, a través de su  activo papel dentro del Movimiento de los Países No Alineados. La guerra civil apartó a Argelia de su papel fundamental y central en la construcción de un mundo distante y separado de los bloques resultantes de la guerra fría.     


 


Desde entonces la política exterior de Argelia perdió su protagonismo en la escena internacional, hasta la llegada, hace algo más de un año del Presidente Abdelmajid Tabboune , que en el poco tiempo que lleva en el poder y a pesar de las limitaciones de la pandemia,  ha colocado a Argelia en el puesto que le corresponde, como país líder, relevante y destacado del continente africano y de los países emergentes.


 


 La designación de Sabri Boukadoum a la cabeza de la cartera de exteriores, ha sido un factor decisivo para el relanzamiento y el prestigio de la política exterior argelina. Sabri Boukadoum , un hombre de dilatada carrera y curtido en mil batallas diplomáticas,  refinado, sutil, de modales finos y con un lenguaje amable, agudo y a la vez enérgico. Poliglota y conocedor de los entresijos de la diplomacia internacional, sabe elegir el momento y el lugar adecuado para abordar cada asunto. Su credibilidad  y rigor están fuera de cualquier duda, sus interlocutores acaban casi siempre entregados a su gentileza y cordialidad.  Desde su designación como ministro ha llevado una actividad incesante y sin tregua.


 


Tanto Tabboune como Boukadoum , han recuperado; las formas, los ademanes, las maneras, el estilo, la presencia, la solidez y el lenguaje de la política clásica y exquisita de la diplomacia argelina. Lo que ha colocado a Argelia en el centro de gravedad de la mediación y el arbitraje en todos los conflictos de su entorno; Libia, Sahara Occidental, Mali, Niger, Palestina, Siria etc.


 


Con la nueva Argelia se ha puesto de manifiesto la Seriedad, ponderación y responsabilidad del estado argelino en sus relaciones bilaterales a nivel internacional. Su credibilidad y fiabilidad  ha quedado patente en sus relaciones a nivel africano donde se ha impuesto la bilateralidad y la política del beneficio común de los pueblos, por encima de las políticas cortoplacistas y de réditos  personales. Han arrancado ambiciosos proyectos que persiguen la mejora de la vida de muchos pueblos africanos, muy diferentes a los negocios planteados desde el lucro y el beneficio de capitales extranjeros;  que han arruinado,  abusado, empobrecido y esquilmado al continente  africano. 


 


El cambio de política en Argelia se ha notado también en sus relaciones con sus socios europeos que han dejado de mirar al país por encima del hombro. Países como Francia, Alemania y España han estrechado sus relaciones con Argelia y le han mostrado su disposición a invertir en el país y aprovechar las infinitas oportunidades que se han abierto a raíz de las aperturas económicas del nuevo gobierno. Los europeos saben de la solvencia de la economía argelina, un estado prácticamente sin deuda externa, igualmente son conocedores de los innumerables proyectos y obras que afrontará la economía argelina y todos quieren aprovechar esas oportunidades que se abren en Argelia. Así mismo, en el plano propiamente político, estos países han tomado nota del punto de vista argelino en diferentes ámbitos geoestratégicos y han empezado a actuar en coherencia y sintonía con las posiciones argelinas.


 


Aunque las perspectivas para la nueva Argelia son inmejorables, hay que recordar que en Europa existen Lobbys cuyos objetivos son justo lo contrario a los intereses argelinos, que no son otros que evitar el desarrollo,  la expansión y el crecimiento de Argelia y para ello están dispuestos a torpedear cualquier iniciativa dirigida a fomentar acuerdos entre Argelia y sus vecinos europeos. Este conglomerado de Lobbys, persiguen situar a  Argelia en el aislamiento y la marginación económica y política en beneficio de otras opciones con menos potencial y menos oportunidades, pero con más laxitud, más entreguismo y  más sumisión a los intereses extranjeros.

Comentarios

  1. Con convicción, gratitud y bella letra castellana dibujo el sentir de su pueblo.

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